Por: Redacción Estop Revista |

20 de agosto – Día Mundial de la Papa Frita
Ciudad de México – 20 agosto 2025 – Crujientes, doradas y con ese aroma inconfundible que despierta antojos en cualquier mesa. Las papas fritas se han ganado un lugar privilegiado en la gastronomía mundial y, cada 20 de agosto, se celebra su día. No es casualidad: según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en el mundo se producen más de 370 millones de toneladas de papas al año, y en Argentina la cifra ronda los 2.3 millones, con una tendencia creciente. La papa, en sus distintas formas de consumo, es un alimento universal, y las fritas encabezan el podio de las más elegidas.
Pero junto con la popularidad llegan las preguntas: ¿Son saludables? ¿Qué pasa con su contenido calórico? ¿Existen formas de reducir el impacto de la fritura en la dieta? La Licenciada Patricia M. Chávez, del Departamento de Nutrición de DIM Centros de Salud, explica que las papas fritas no son la opción más recomendable para un consumo frecuente, ya que la fritura eleva el colesterol, favorece el aumento de peso y, además, suele acompañarse con un exceso de sal. “El inconveniente se encuentra principalmente en la fritura y la calidad del aceite. Ese tipo de cocción ayuda a elevar el colesterol en sangre, aumenta el riesgo a padecer enfermedades cardiovasculares, y puede favorecer un incremento de peso. Además, el proceso de fritura puede llevar a la formación de acril amida, una sustancia potencialmente dañina para nuestra salud.” Sin embargo, aclara que, “con algunos cuidados, es posible disfrutar de este plato de manera ocasional, dentro de una alimentación equilibrada”.
Una porción de 100 gr aporta entre 300 y 400 calorías, aunque esta cifra puede variar según el aceite utilizado, la temperatura de cocción o los condimentos. Al freírse, las papas pierden agua y absorben el aceite caliente, lo que multiplica su contenido calórico. Por eso, alternativas como el horneado o el uso de freidoras de aire se imponen cada vez más. “Las papas horneadas ofrecen más beneficios nutricionales como menos cantidad de grasas, menos acrilamida, un índice glucémico más bajo que al freírlas, además de conservar más nutrientes”, explica la profesional. No obstante, aunque las papas horneadas son una opción más saludable que las fritas, se deben consumir con moderación.
Otro aspecto a tener en cuenta son los acompañamientos. Aderezos como mayonesa, kétchup o queso fundido suelen sumar grasas y calorías extra. Una buena manera de equilibrar es optar por salsas más livianas, como yogur natural con hierbas o hummus, que aportan sabor y valor nutricional.

La diferencia entre preparar papas fritas en casa o consumirlas en cadenas de comida rápida también es significativa. En el hogar es posible elegir aceites de mejor calidad, controlar la cantidad de sal y evitar los conservantes agregados, aditivos o ingredientes artificiales. Además, algunos pequeños gestos durante la preparación ayudan a reducir la absorción de aceite: secar bien las papas antes de freírlas, utilizar aceite bien caliente y en la cantidad justa, cocinar en tandas pequeñas y escurrirlas sobre papel absorbente son prácticas sencillas que marcan la diferencia.
Las papas frías, después de su cocción, pueden tener ciertos beneficios nutricionales en comparación con comerlas calientes y recién hechas. “Si cocinamos una papa y la enfriamos en la heladera, al día siguiente se obtiene almidón resistente con efecto prebiótico. Ese almidón resistente estimula el crecimiento de las bacterias sanas del intestino. Otro beneficio es que tienen una menor carga glucémica. Esto puede ser beneficioso para mantener niveles de glucosa más estables en personas con diabetes o para evitar picos de glucosa en sangre”, agrega la Lic. Chávez.
En definitiva, las papas fritas forman parte de la cultura gastronómica y difícilmente pierdan su lugar en el corazón de los consumidores. El secreto no está en prohibirlas, sino en aprender a incorporarlas con moderación, prestando atención a cómo se preparan y con qué se acompañan. Así, es posible disfrutar de su sabor único sin descuidar la salud.
10 consejos para disminuir la absorción de aceite en papas fritas:
– Corte uniforme: cortar las papas en trozos de tamaño similar para que se cocinen de manera uniforme.
–Secado: dejar secar las papas completamente antes de freírlas para evitar la retención de agua.
–Escaldado rápido: sumergir las papas en agua caliente brevemente y escurrirlas para sellar la superficie y así reducir la absorción de aceite.
–Aceite bien caliente: el aceite debería estar bien caliente antes de agregar las papas.
–Control de temperatura: utilizar un termómetro de cocina para mantener la temperatura del aceite entre 175-190°C.
–Lotes pequeños: freír las papas en lotes pequeños para evitar que el aceite se enfríe y aumente la absorción.
–Eliminar el exceso: colocar las papas fritas sobre papel absorbente después de freírlas para eliminar el exceso de aceite.
–Aceites saludables: elegir aceites saludables como el de oliva para freír.
–Tamaño de las papas: cortar las papas en trozos más grandes para reducir la absorción de aceite.
–Alternativas a la fritura: probar otro tipo de cocción cómo hornear o asar para reducir aún más la absorción de grasa.
Con el asesoramiento de la Lic. en nutrición Patricia M. Chávez
(MN 10039 MP 6252) de DIM CENTROS DE SALUD
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